Propósitos sin cumplir

Pasé por casa de A. Iba a una reunión del trabajo, pero de alguna forma no pude evitar alzar la mirada y ver su árbol decorado, los retazos de vida familiar asomados a la ventana, el santa de fieltro. Imaginé la cafetera que elegí para él y el refrigerador pequeño.

Cosas que estaban allí. Las cosas no se mueven.

Las personas sí.

Y bueno, yo ya no estoy allí, me borré de esa película y esa calle.

Regresé a casa a tirar fotografías y regalos. Regalos que parecían haber estado siempre conmigo, pero que llegaron con A. y ahora son espacios donde tienen que llegar cosas nuevas, porque el librero se ve vacío.

Hice el recuento de los propósitos sin cumplir:

- Ser constante con el Yoga: este año hice 21 sesiones.
- Retomar el inglés: Me hice totalmente pato con esta meta.
- Beber más agua: La ignoré olímpicamente, pero la doctora dice que estoy bien. (Ya el año que viene tocará combatir los kilos del recalentado navideño)
- Reorganizar el ropero: tampoco hice caso alguno, pero estas vacaciones todo se va.
- Llegar a 1000 seguidores en Twitter: cumplido. ¿Yeiii?
- Acabar con los libros que tengo por leer: compré más, claro. Sigo sin terminarlos.
- Decidir de una vez que quiero hacer de aquí al 2020: esta sin duda era la meta más ambiciosa y difícil de la lista, pero estoy más confundida que al iniciar el año.

De alguna forma espero que la calma hogareña y la tranquilidad laboral inunde mi vida esta semana y todo se reorganice para empezar con una hojita en blanco.

Pero por otro lado sé que el tiempo no cura nada. El tiempo no es un doctor.

Hay que inventarse un nuevo futuro. Con nuevas letras abreviadas para incluir en las historias.

D.

No hay comentarios.:

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...