Reencuentros: un poco con amor, un poco con verdad

Este año me reencontré con muchas personas a las que tenía perdidas.

De hecho algunos reencuentros fueron planeados y otros fruto del azar.

Debo decir que no todos los reencuentros me dejaron contenta. Algunos fueron dolorosos. Otros un verdadero alivio. Algunos me hicieron darme cuenta por qué me alejé. Otros me dieron un golpazo en la nariz y me cayó el veinte de que he crecido y aprendido a la mala y a tropezones.

Como diría en Twitter: "Te hubieras quedado, ya me sale el arroz sin que se bata".

No sé si decir que soy más sabia, sólo soy distinta. Y muchos de estos encuentros que tuve son con personas que conocieron a alguien que ya no existe.

Igual, la idea con la que se queda uno de las personas a veces es un obstáculo para dejar fluir la charla. Tantas cosas pasan.

L. pasó de amar a los gatos a tener solo uno y ser una dog person.

A. ahora disfruta domingos familiares, va de pesca, cambió de profesión.

C. dejó los negocios y ahora se dedica a la política. Ya no le pregunté por su vida familiar.

M. vendió su auto y se dedicó este año a aprender guitarra.

N. hasta abrió Facebook después de mucho renegar de ello. Este año quedó finalista de un concurso de foto. Al parecer eso de ser finalistas se nos da bien.

J. Se cortó el cabello y se volvió oficinista. La verdad no lo reconocí al verlo entrar por la puerta del café.

 D.


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